Son esencialmente vinos
para la degustación, y para la degustación
tranquila, voluptuosa. Ideales, por tanto, como aperitivo, en la anticipación de una excelente comida.
Estos vinos únicos,
celebrados en todo el mundo, y objeto de un comercio internacional muy antiguo,
proceden de una bien delimitada zona de
Andalucía, en los términos municipales de
Jerez, Puerto de Santa María y Sanlúcar. En aquel peculiar clima, y en una
tierra dura y quebradiza, la albariza, las vides extienden a duras penas sus raíces y producen una uva de singulares características. La variedad más
extendida es la palomino, de uva blanca.
La vendimia se realiza en el mes de septiembre,
y la uva permanece un par de días al sol antes de ser pisada. La fermentación y la crianza se realizan en grandes toneles, las famosas botas andaluzas, construidos
invariablemente con madera de roble.
La solera es un método de crianza característico de la zona. Consiste en ir sustituyendo periódicamente la
tercera parte del vino criado en una
hilera de toneles, por vinos más jóvenes.
El jerez más viejo, a diferencia de otros vinos, incorpora y asimila
perfectamente los vinos más recientes, sin perder ni su calidad, ni sus
matices. La crianza del vino de Jerez es una de
las artesanías más complejas, y a la vez más hermosas, de toda la viticultura. Cada vino es objeto de una atención tan personal y tan irrepetible como la del artista
hacia las formas y colores con los
que realiza una obra maestra.
Los vinos de Jerez se dividen tradicionalmente
en finos, olorosos y dulces.,
Los finos son vinos muy
secos, su color es oro pálido. Han de
servirse frescos, pero jamás helados o demasiado fríos. En ocasiones, pueden acompañar maravillosamente
pescados y mariscos. La manzanilla, exclusiva de Sanlúcar, pertenece a esta
categoría de los finos, algo más amarga al paladar, y con una respetable graduación alcohólica: 16 grados.
Los olorosos presentan un
color más oscuro, y en ellos aparecen ya matices que los alejan de la sequedad
de los finos. La riqueza de su aroma y
de su cuerpo, y una graduación
alcohólica que puede llegar hasta los 25 grados en los vinos más viejos, hacen de ellos vinos muy
individualizados, aptos para la pura
degustación, y reacios a todo acompañamiento.
Los jerez dulces tienen
un color oscuro (entre la caoba y el
oro viejo, al decir de los andaluces) y un aroma frutoso. Es un vino que acompaña perfectamente los dulces y
los postres.
Los famosos vinos de
Montilla y Moriles, en Córdoba, son asimilables
a los finos jerezanos, mientras que otro vino andaluz de antigua reputación, el Málaga, se parece a los dulces de Jerez. El vino portugués de Oporto, uno de los
más célebres del mundo, y cuya crianza
es muy distinta de la del vino de Jerez,
también puede incluirse en este apartado por sus cualidades aromáticas; así, el oporto seco es un excelente aperitivo, mientras que el dulce tiene su tiempo al
final de las comidas, acompañando a los
postres e incluso a algunos quesos. Otro
tanto cabe decir del vino de Madeira, cosechado en las islas atlánticas de ese nombre, en variedades que van del seco al dulce.
Una manera demasiado
común de desperdiciar las cualidades del
Jerez es tomarlo en un vaso inadecuado. En Andalucía se toma siempre en un catavino, un vaso alto y aflautado que sólo se llena en un tercio, para permitir que los
aromas del vino se desprendan sin
perderse, quedando concentrados en los dos
tercios superiores del vaso. Una copa del tipo tulipa puede sustituir, en último extremo, al catavino.
Alejandro Dumas deciá de este vino:
"El vino de
Jerez se extiende por el mundo gastronómico desde El Puerto de Santa
María. Ya conoce el famoso jerez, el jerez de los caballeros que tanto
le gusta encontrar a don César Bazán junto al rey de los patés. Por eso
El Puerto de Santa María es un verdadero lugar de peregrinación para los
ingleses. El barquito de vapor que cada hora hace el recorrido de Santa
Maria a Cádiz lleva en cada viaje, si no un cargamento completo, sí por
los menos una buena muestra de gentlemen viajeros que, tras haberse
detenido en Sanlúcar, quieren comparar el pajarete con el jerez".
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