domingo, 10 de octubre de 2010

Quesos de pasta blanda y corteza enmohecida


Los ejemplos más clásicos son el brie y el camembert franceses, con su característica corteza blanquecina (formada bajo la acción de un hongo, el «pennicillum candidum»). Son quesos que se conservan mal una vez retirados de su envase, y que conviene guardar, cuando no haya otro remedio, en su envase de origen, envueltos en un paño húmedo, en sitio fresco (pero nunca en la nevera). Un buen pan blanco crujiente, y un buen vino tinto, son el acompañamiento obligado de estos quesos.

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