Son compuestos formados por Carbono, Hidrógeno y Oxígeno. Se sintetizan
Fundamentalmente en las plantas a partir del agua y el anhídrido carbónico (CO2), en el proceso denominado «fotosíntesis». Cada gramo de hidratos de carbono que se quema en el interior de nuestro cuerpo, produce cuatro calorías.
Los hidratos de carbono, una vez en el organismo, proporcionan fundamentalmente energía y calor. Se pueden transformar en otras substancias (grasas), si el cuerpo no necesita esta energía. Estas grasas se acumulan a modo de reservas de glucógeno.
Hay hidratos de carbono (Celulosa) que no se absorben, y permanecen en el tubo digestivo. Tienen una función primordial en la formación del «bolo fecal», que es el que estimula los movimientos del intestino y facilita la defecación. La celulosa se encuentra fundamentalmente en las frutas, verduras y en los cereales.
El glucógeno, llamado «almidón animal», es la forma de almacenamiento de los hidratos de carbono en el hígado y los músculos, y nos sirve de reserva en el momento en que necesitamos energía de urgencia y hemos consumido la glucosa libre existente en la sangre. Los hidratos de carbono que ingerimos y no utilizamos, son almacenados en las células gracias a una sustancia (hormona) denominada «insulina». La deficiencia de esta hormona es la causa de la «diabetes», enfermedad conocida popularmente como «azúcar en sangre».
Los alimentos de origen vegetal más ricos en hidratos de carbono son:
Cereales: Trigo y maíz.
Legumbres: Garbanzos, lentejas y judías.
Verduras: Patatas, boniato, nabo y remolacha.
Frutas: Plátano, higos y uvas.
La leche y sus derivados nos proporcionan la lactosa que es el único hidrato de carbono de origen animal con importancia nutritiva.
En una dieta equilibrada el 60 % de las calorías deben ser aportadas por hidratos de carbono. Aunque los hidratos de carbono son muy beneficiosos para nuestro organismo, una dieta excesivamente rica en éstos puede producir importantes alteraciones, como pueden ser la obesidad o la llamada enfermedad de «el Kawshiorkor», en el caso de que además exista un déficit proteico.
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